Mientes.
Lo sé.
Llevo mucho tiempo en esto como para que ahora me vengas con historias de risa.
Te conozco, sé lo que haces con la gente como yo: te crees superior e intentas intimidarme a toda costa, minando mi seguridad sobre seguir adelante con esto.
Juegas con mi autoridad, mi conocimiento labrado con tantos años de experiencia; sé que te encanta hacerlo y que, quizás, como aquel carterista, lo hagas por darte un valor, por crearte una utilidad en este mundo, por sentirte alguien.
Lo sé, lo sé...
Pero, por suerte o desgracia, te has topado con el pardillo inadecuado. No me harás torcer el brazo ni doblegar mis piernas.
No.
Lo siento, Vida, esta vez el que te dará una lección... soy yo.
Esta entrada me ha hecho sonreír.
ResponderEliminarEspero poder convertirme en una "pardilla inadecuada" para la vida.