miércoles, 25 de julio de 2012

Songs for the deaf: A trotes por el desierto de California

Como novedad a partir de hoy, empezamos en este blog a darle variedad a las entradas. Una de mis grandes pasiones es la música, algo que nunca me ha dado vergüenza admitir (aunque tampoco encuentro un motivo por el que tendría que hacerlo). Siempre me ha gustado hablar de ella, compartir opiniones sobre grupos, discos, canciones, estribillos, notas... Mi pasión me ha llevado, como veis, a compartir este sentimiento, este estilo de vida, con vosotros. Espero que os guste, que aprendáis y, sobre todo, que descubráis nuevas sensaciones con la música que recomiendo. De verdad: es lo único que deseo.

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Una de las cosas que siempre he amado de la música es la gran cantidad de situaciones que te hace imaginar. ¿Quién no se ha puesto los auriculares alguna vez y, mientras que andaba por la calle o miraba por la ventana del autobús/tren/avión el asombroso/horrible paisaje, ha imaginado que se encontraba en el videoclip de la canción que escuchaba? Incluso hay veces que nos ponemos tontos y medio actuamos: pestañeamos en cierto momento, miramos a cierto sitio, ponemos cierta cara... Quizás sea yo, que soy un loco de esto, aunque creo que vosotros habéis hecho algo parecido, por lo menos alguna vez en vuestra vida.

'Songs for the deaf' es un descarado ejemplo de lo que hablo. Se trata de un disco conceptual, completamente simbólico, temático, centrado en la imagen de ti mismo conduciendo un Cadillac Eldorado por los desiertos más estereotipados del oeste de Estados Unidos.

Queens of the Stone Age, haciendo un inciso, es esa clase de grupos que los amas y los defines hasta de despertador, o los odias y ni siquiera haces el esfuerzo de hacerles sitio en tu iPod. Sin embargo, lo que nunca se puede negar es lo buenos que son. QOTSA no es un grupo normal, es uno de los más extraños y propios que he encontrado. Su estilo es único, y gran parte de la culpa, sino toda, la tiene ese genio loco incomprendido que es Josh Homme. Este joven chico (39 años para un músico es como para un futbolista los 25) comenzó sus andanzas musicales en Kyuss, el grupo que inventó el 'stoner rock' (también se les asocia con el 'desert rock') a principios de los 90. 

Josh Homme
No vais a encontrar una música fácil de oír, os lo confieso: guitarras muy graves, afinadas en escalas bajas, riffs, complicados de encajar, cada vez que se pueda; un bajo muy muy pesado y muy marcado, y una batería repetitiva y con ritmos muy marcados. No se buscan canciones melódicas en la mayoría de los casos; quizá esto sea lo que más descoloca la primera vez que uno se adentra en este tipo de música... no busques una sucesión de notas que estarás tarareando todo el día, o por lo menos no esperes hacerlo escuchándolo la primera vez. Te guste o no, necesitas tiempo para llegar a morirte por ir a un concierto de estos personajes. 




Kyuss sacó varios discos, que sirvieron para encasillarlos en lo que se les daba bien y habían creado: este estilo que es tan difícil de digerir. En 1995 los integrantes del grupo empezaron a pensar en proyectos por separado, entre ellos el guitarrista Homme, que ya tenía en mente el concepto de lo que en 1998, con su disco debut, sería Queens of the Stone Age. Homme se lleva consigo su amigo y batería de Kyuss Alfredo Hernández y otra amistad que hizo durante los años anteriores: Nick Oliveri, el bajista, imprescindible a mi parecer, que le acompañó en el segundo y tercer discos de QOTSA.

 Nick Oliveri
'Queens of the Stone Age', el disco debut que ya he nombrado, sentó las bases de lo que Josh definió como 'robot rock'. Sí... puede sonar extraño, incluso poco alentador, pero era todavía una figura de barro sin fraguar. El disco está plagado de guitarras sencillas, igual de graves y resultonas que en Kyuss, pero tienen un toque distinto. No sé a qué referirme... es el toque 'Homme', no sé explicároslo. Obviamente, vemos un cambio de distorsión y quizá son más básicas y melódicas que las que acostumbrábamos a escuchar con su grupo debut, pero la música empieza a poder digerirse, aunque cueste masticarla. En el bajo no veremos novedades: muy pesado, muy destacado en las canciones, al igual que en la batería, machacando esos ritmos simplones y repetitivos pero que hacen su gran función en los 46 minutos y 27 segundos de álbum. 
Destacar que la voz esta vez corre a cargo de Homme, destacando por su timbre superpersonal e inconfundible, y que empieza a verse el uso de instrumentos nuevos para él, como la pandereta.


Su segundo disco, 'Rated R' (como denominan los americanos a un contenido 'no apto para menores') les lanza a la fama. Un disco más gamberro, más polémico, con un 'robot rock' empezando a enseñar sensualmente sus piernas, para gozo de todos los oyentes. Se usan más instrumentos, como el vibráfono, el pianoforte e, incluso, de viento como el saxofón. La guitarra entra en una nueva dimensión: gana protagonismo, si es que podía conseguir más, pero a la vez se mantiene siempre en un segundo plano. ¿El motivo? Se nota el cambio de discográfica y, con ello, la mejora en la calidad del sonido; también son indiscutibles los coros desgarradores en algunas canciones e imprescindibles en todas, la entrada poderosa de Oliveri en este disco con un bajo sobrenatural y, como dije antes, básico para el buen funcionamiento del grupo, como Flea con Red Hot Chili Peppers (y no quiero decir con esto que Oliveri y Flea se parezcan, ojo). Aparte de esto, la guitarra sigue cumpliendo los cánones de Homme: melodías graves y simples, riffs con distorsiones rompedoras... La batería se sigue portando. Las colaboraciones de artistas ajenos al grupo se hacen frecuentes, sobre todo en el ámbito vocal (en la canción 'In the fade' es demasiado evidente).
Un ejemplo de la polémica que suscitó el álbum es el segundo single y primera canción del mismo: 'Feel good hit of the summer', con una letra compuesta por siete palabras que se repiten una y otra vez: 'Nicotine, valium, vicodin, marihuana, extasis, alcohol, cocaine'. No hace falta traducción, ¿verdad?


Terminada la gira de su segundo álbum (con incidente de Oliveri incluído), a Homme se le ocurre una locura, que el tiempo calificará como idea magnífica: reclutar a Dave Grohl. Para los que no lo conozcáis, Grohl es el ex-batería de Nirvana y actual guitarrista-vocalista de Foo Fighters. Desde el fallecimiento de Kurt Cobain en 1992 e inmediata desaparición de Nirvana, Dave no se había atrevido a tocar en otro grupo como batería. Sin embargo, accedió en este caso. Quizás pensó que había llegado el momento. El caso es que gracias a la amistad que le unía con Homme (ya patente desde la época de Kyuss), Grohl va a participar en el mejor álbum de Queens of the Stone Age hasta la fecha (desde mi humilde opinión), y no sería descabellado decir que gracias, en gran parte, a él.

Nirvana: Kurt Cobain (izquierda), Krist Novoselic (centro) y Dave Grohl (derecha)
¿Qué imagináis que salió de aquí? Pues lo que dije al principio: un disco que consigue lo que muchos, me incluyo, buscamos en la música. Siempre lo diré: si el artista consigue que su obra haga crecer dentro del que la mira/escucha/toca/degusta/huele algún tipo de sentimiento, su objetivo ha sido cumplido y se le puede considerar artista. Si, además, lo hace tan bien como en este caso, podemos elevarlo a la categoría de 'profesional' o, incluso, 'genio'. Tan conceptual es el disco que, durante todo él, escuchamos referencias a una radio, como si estuviésemos dentro del coche sintonizando las canciones del álbum. Una osadía en toda regla que a más de uno achantará, pero no hay que negar el trabajo bien hecho en este aspecto.

La primera canción, 'You think I ain't worth a dollar, but I feel like a millionaire', es un ejemplo de ello. La canción comienza con el aviso de un coche por tener sus puertas abiertas (con su posterior cierre de puertas y arranque de motor) y, luego, una sintonización rápida en la radio, buscando algo propicio para escuchar durante el viaje. La recreación de cómo se comporta un locutor en una emisora de radio es sublime, el cual da paso a la verdadera primera canción del álbum. La canción empieza con la batería de Grohl, sencilla y con buen ritmo. Muy sugerente. Luego, una guitarra sencilla, con distorsión (perdonadme el término) guapísima y que, al igual que la batería, nos deja con ganas de más. Tranquilos: seguid escuchando. Voz desgarradora, guitarra y batería aumentan el volumen, el bajo hace acto de presencia y todo se torna más propicio para lo que quieren que imaginemos, ¿no es así? Toda la canción es así, con un estribillo que sigue la línea y no se desvía mucho, con riffs propios de Homme y algún que otro parón inesperado que juega con nosotros. Un comienzo prometedor.



'No one knows' recoge el testigo como segunda canción, siendo esta un poco más 'suave'. ¿'Suave'? A ver... la guitarra define el tempo, siendo más marcado y dando la sensación de mayor lentitud y distanciamiento con la primera canción. La batería sigue siendo muy llamativa, sentencia toda la canción con esa fuerza que la caracteriza. La voz de Homme se alza, incluyendo coros en falsete y de Oliveri, quien le da a su bajo una distorsión que le viene al pelo a la composición. Todo muy marcado, todo muy definido, todo muy sentencioso. No pararás de imitar la batería con los pies. En el estribillo, Grohl se anima, Homme se anima, Oliveri se anima... se deshacen de la 'suavidad' que he definido, pero no de la solemnidad que empapa la canción. Un estribillo que se alarga nos lleva a un parón, con un riff de Oliveri, sin distorsión esta vez, presentando el solo de Josh. Desordenado, caótico, roto: no se me vienen otras palabras a la cabeza para lo que pensaba Homme en ese momento. El solo termina como un orgasmo, con Grohl desatado aporreando la batería, Homme en bucle con cuatro notas y Oliveri preparándose para su entrada en escena (todo con un sonido extraño que ayuda a entender por qué lo llamo 'orgasmo'. Escuchad atentamente). Bajo imponente, con distorsión. Indiscutible. Homme se asoma tímido, casi susurrando, para volver a la guitarra que caracteriza a la canción. Poco falta para el final, idéntico a cómo se empezó la canción. No me extraña que la escogieran como single. Por cierto, leed la letra. Adivinad de qué va.



¿Cómo acaba la canción? Pues con más radio. Y ahora, más cachonda. ¿Locutor?: Héctor Bonifacio Echeverria Cervantes de la Cruz Arroyo Rojas, el que nos da paso a otro de los singles del disco: 'First it giveth'. Seguimos con lo mismo: batería sencilla pero demoledora y bajo distorsionado e increíblemente bajo para comenzar. Se incorpora la guitarra siguiendo la melodía que marcaba Oliveri y pronto empieza Homme con su falsete. Pero lo que verdaderamente caracteriza a esta canción es el estribillo: sorprendentemente muy melódico, muy pegadizo y difícil de borrar de la mente, con una batería rompedora y rápida. Josh encuentra la melodía perfecta para la letra en él, y le incluye coros muy acertadamente. Una guitarra acústica cierra el estribillo para detener un poco la canción, con una guitarra casi psicodélica y un Homme muy sugerente casi susurrando. Toda la canción será igual, quizás aumentando un poco el volumen en los siguientes estribillos, que se escuchan una y otra vez, pero casi inapreciable; e incluyendo guitarras que suben medio tono. La acústica no la escucharemos más hasta el final de la canción, para concluirla. El videoclip refleja perfectamente la esencia de la canción en relación a su letra y su significado según Homme: 'el papel de las drogas en la creación de música'.


Luego viene una de las perlas del disco: 'Songs for the dead'. 'Perla' porque es increíble escuchar  la batería de Grohl en esta composición. Es el auténtico protagonista. No vais a encontrar otra canción en el álbum en la que el baterista luzca su talento tanto. Y ya se ve en el comienzo de la canción, en la que Homme, golpeando la guitarra, y Oliveri, haciendo su trabajo, esperan a Grohl para romper la canción, mientras el ex de Nirvana divaga con su bombo, platillo y caja. Y, por supuestro, es él quien destroza la tranquilidad y expectación que cubren el ambiente. A partir de aquí, la canción es la más díficil de digerir de las que llevamos comentadas: una melodía un tanto peleona, falsetes de Homme y coros que tornan la atmósfera un tanto incómoda, y a la vez mística. La voz del colaborador Mark Lanegan, más desgarrada que la Homme, hacen decantar al oyente por esa cierta incomodidad, pero también por un estilo desenfadado y descuidado. Parones con guitarras desquebrajantes, un bajo que sentencia allá por donde va, un solo atropellado y del que podría cuestionarse su acierto... Y, aún así, es una canción increíble por su batería, por su estilo inigualable y, por supuesto, su final: totalmente desenfrenado y loco. Grohl en estado puro.


'The sky is fallin'' es una canción que nos puede devolver al tema principal del disco, debido a su distorsión de guitarra, su letra, su estribillo, y su solemnidad en general. El comienzo tiene como protagonistas al bajo, actor principal, y la batería y los alaridos de Homme como actores de reparto, en un ambiente un tanto tribal (si os concentráis, viene perfecto para el coche y el desierto). Pronto romperán, con esa distorsión dura y bestia de Josh, marcando el tempo, un poco menos que en 'No one knows' y una batería a la altura. Una melodía sencilla, alternando entre dos notas y finalizando en una ascensión sutil. El puente hacia el estribillo es muy elegante, con una guitarra continuada y canónica y ciertos toques de distorsión psicodélica a lo lejos; y lleva a la esperanza de que el estribillo incluirá esa misma continuidad. Ni de coña: Homme es Homme. Estribillo extraño, con coros y falsetes (empieza a ser una marca de la casa) y con la misma guitarra con la que empezamos. La única novedad hasta el final de la canción, en la que se repetirá el estribillo una y otra vez, con alguna variación en la melodía de la voz, será un cierto parón en la que Homme y Oliveri jugarán a ver quién lo hace mejor. Homme hace un buen papel, y Oliveri le da el fondo que necesita para lucirse. Como he dicho: el desierto vuelve a nuestra mente.


Terminamos con radio de nuevo. Esta vez oímos dos locutores, o eso parece, que hablan del grupo. Uno de ellos nos termina dando el paso a la siguiente canción con la frase 'All death metal, all the time' (o eso creo oír). No sería casualidad: la siguiente canción invita a presentarla con esas palabras. 'Six shooter' es el bicho raro del álbum, dentro de lo raro que es, claro está. 1:19 de pura y puta locura, donde Oliveri se suelta, y cuando digo 'se suelta', digo que se queda a gusto y destruye todo a su paso con su voz. Es como si se hubiera olvidado de la decencia... y no veáis cómo suena. Increíble. La guitarra tiene la misma vergüenza que Oliveri: ninguna. Suena muy desordenada, sucia y desagradable. Y el bajo... bufff: sobresaliente. Vuelvo a decirlo: queda genial. Como es lógico, el desierto ha recibido una patada en el culo. Grohl no se queda atrás: da la talla. Si prestáis atención, cuando termina la canción, se escuchan una risas: ¡Se estaban descojonando!


Como ya os he dicho, 'Six shooter' es un oasis en este disco: es la única incapaz de transportarte a un sitio con cactus, tierra y sol justiciero. 'Hangin' tree' nos hace volver, con un bajo buenísimo al comienzo, siguiéndole la guitarra a la par y la batería de Dave dando duro: un comienzo enorme. Lanegan termina de darle seriedad al tema, el cual sólo se rompe cuando el trío decide repetir el gran comienzo de la canción, después de cada estribillo, y un inciso entre estribillo y estribillo. Buena canción, un rock que le viene al pelo a la voz de Lanegan.


Un pequeño sonido que indica un cambio de emisora da paso al tercer single y, perdonadme la emoción, un temazo en toda regla del disco. Es la canción perfecta para nuestro Cadillac: 'Go with the flow'. Piano muy sutil, tocando notas que sólo marcan tempo y siguen el 'mi mayor' de la canción; guitarra indiscutible protagonista define perfectamente el estilo de la canción, nos da velocidad, nos da alas. Rock al más puro estilo. Homme se luce con la voz, atreviéndose con notas altas... quizás sea una indecencia decir que no creo que le pegue un timbre mejor a este temón. Una batería increíble, totalmente a tono con el propósito de la canción. Los punteos de Homme acompañan el tema a la perfección, con una distorsión única y que nos ayuda a transportarnos al oeste. El estribillo tiene como objetivo detener durante unos segundos el ritmo frenético de la canción, para luego volver con más fuerza, aunque sea sólo aparentemente. Hacia el final, Homme decide entrar en un bucle, repitiendo y repitiendo y repitiendo, rápido, con las notas distorsionadas despuntando... hasta chocarse bruscamente. Perfecto.


Seguimos con rock (después de otro cambio de emisora) y otra vez con Oliveri a la voz, aunque esta vez sea en su faceta más melódica... ¡pero qué bien canta este chico! 'Gonna leave you' resulta ser un buen tema, con el bajo comenzando de nuevo, muy grave, y luego con un punteo agonizante de Homme, con Grohl dándole pie para entrar. Acordes propios del género, coros bien medidos y difuminados con la guitarra, como si de ecos en la lejanía se tratasen. Una melodía que sí se te puede quedar en la cabeza la del estribillo, pegadizo, con una frase fácil de recordar: 'I'm gonna leave you'. El solo de Josh, entrada la segunda mitad de la canción, es muy suyo, entre el 'what the fuck?!' y el 'madre mía, lo que se ha sacado el tío de la manga...'


No nos despegamos el rock, porque 'Do it again' sigue la estela que dejan los dos últimos temas. Seguimos con notas propias del género, con un bajo increíble, en serio: paraos a escucharlo, muy acertado; con gritos que levantan la canción, guitarra que acompaña muy bien a la voz de Homme, con sus despuntes propios y superdistorsionados... y qué decir de la batería: le da el broche de oro. Los coros, en esta canción, se compone de más voces y distintos tonos, bien se puede oír en el estribillo. Atentos al cambio de ritmo antes de comenzar la irreversible recta final: buenísimo.


En el vídeo anterior lo que se escucha al principio es, en realidad, cómo termina 'Do it again': una auténtica búsqueda de emisora para encontrar otra canción que satisfaga nuestra imaginación (en el vídeo también el final es erróneo, obviamente) 'God is in the radio' recoge el difícil testigo de las anteriores canciones y abandona el rock en apariencia para entrar de nuevo en la seriedad de Lanegan. Grohl se sale en este tema, midiendo muy bien los tempos y haciendo improvisaciones breves cuando la canción le deja (escuchamos la pandereta también) El tema, además de la seriedad, intenta buscar tranquilidad en ciertos momentos, como si hubiera señales de 'stop' en cada esquina del tema, que se ve trastocada por riffs de guitarra al más puro estilo 'robot rock' de Josh. Como ejemplo, el parón casi completo que cuelan terminando el tema: sólo unos toques débiles a las cuerdas de la eléctrica y unos susurros distorsionados rompen el silencio... aparece el bajo, la batería se va animando y llega un momento en el que destrozan todo lo que habían construido. Guitarra distorsionada, el bajo haciendo su trabajo y la batería luciéndose: así hasta el final. Un lujo. El bajo lleva casi durante toda la canción el mismo conjunto de notas, cosa que queda de fábula. Atentos a la recta final y las improvisaciones de Josh.


A estas alturas del disco empiezas a preguntarte si hay algo más con lo que puedan sorprender. Un poco pronto para hacer esa pregunta: 'Another love song' te sorprenderá. ¿Por qué? No tiene nada que ver con lo oído hasta ahora. Destaca la aparición del órgano, dándole ese toque que distingue a este tema de los demás. Canta, de nuevo de forma fabulosa, Oliveri, demostrando que la voz melódica es lo suyo. Homme acompaña con los falsetes propios. Sin embargo, la guitarra no se queda atrás: los riffs son muy buenos, la distorsión mejor aún, Homme hace un muy buen trabajo; el bajo super sencillo pero se hace notar, y Grohl, de nuevo, se condecora con una batería rápida, usando mucho el platillo y destruyendo para marcar las distintas partes de la canción y ciertos compases. Por cierto, el estribillo es una ironía: se habla de una ruptura... por lo que 'es sólo otra canción de amor'. 

(No entiendo las imágenes del vídeo, en serio. Y perdonad por el final)
Bien. ¿Podemos preguntarnos ya si, a estas alturas, nos pueden sorprender? La mujer que habla al final de la canción tiene algo que decir. Sí: nos van a sorprender. Con un 'A Song for the deaf... that is for you...', se nos presenta el tema que lleva el nombre del álbum. Es algo extraño, al igual que 'A song for the dead'. Gritos de fondo, un Homme muy tranquilo y misterioso recitando una letra un tanto perturbadora, una eléctrica sobresaliente, como nos tiene acostumbrado el guitarrista... un bajo muy grave y descolocante. La batería lo único que puede hacer es acompañar a este entorno creado por Homme, pero de forma excelente y muy bien acompasada con el bajo. El estribillo es lo único melódico que podemos encontrar en la composición, y quizás el riff doble que viene después acompañado por un débil piano que apenas se asoma, quizás por miedo. El final se compone de Homme desgarrando la voz, la guitarra aporreada y tirada en el suelo... y un locutor dando las buenas noches. Chapó. Yo, por si acaso... no escuchaba la canción antes de dormir: no lo digo yo, lo dicen los comentarios de Youtube.

Ah, sí: en el 6:06 del vídeo podemos escuchar cómo los chicos se divierten tocando 'Feel good hit of the summer' a base de risas, bajo de Oliveri y batería de Grohl. 
¿Algo más? ¿Pueden seguir sorprendiéndonos? Parecía que no... pero sí. La última canción del disco, que se aparta absolutamente de todo lo que hemos escuchado. De todo. 'Mosquito song', quizás una de las mejores canciones de Queens of the Stone Age, tanto en melodía, composición, letra... Quizá sea una gran incomprendida, precisamente por lo que se aleja del estilo tan marcado en el disco. Pero lo que no se puede dudar es la calidad del tema. Una guitarra sencilla, acústica, con un punteo pegadizo (el cual se repetirá durante los casi 6 minutos de canción) que abre para escuchar a Homme cantando más tranquilo que nunca. Digno de un unplugged. Toda la canción es muy melódica, y el estribillo es inolvidable. A partir del primer estribillo se añade un acordeón para hacerlo más único. Homme decide irse, abandonar la canción después del segundo estribillo, metiendo un piano, un violín... desvariando... para volver rompiendo con una redoble de batería, instrumentos de viento, platillos... y otra vez violines, con un solo de guitarra inmejorable, incrustado en la canción. Se relaja de nuevo, para poder acabar la canción con la misma tranquilidad con la que empezó y terminar de la mejor manera posible el mejor disco que ha hecho, y hará, Josh Homme y su grupo Queens of the Stone Age. 


Resumiendo: qué putada que estos tres sólo hayan coincidido una vez en un estudio. La perfección y calidad individual, con Homme como director de orquesta imponiendo su estilo por encima, hace de este disco un must have. Oliveri se sale con su bajo rompedor y su voz, tanto acompañando la de Josh como llevando el peso de liderar una canción. Grohl es, sin duda alguna, un gran batería que ve potenciado su talento con el uso que le da Homme. Sin duda alguna, un acierto haberle convencido para grabarlo. Homme, por su parte, sobresaliente en la guitarra, en la voz y en la creación. No hace falta que diga que estamos ante un genio del género. La crítica alaba este disco y el trabajo de Josh y cia, desde todos los aspectos. Rolling Stones, Q, Billboard... Ha llegado a rozar los Grammy, algo impensable teniendo en cuenta el estilo de música del que hablamos. Por lo que llegamos a la misma frase de siempre: 'Queens of the Stone Age te puede gustar o no, pero no puedes negar lo buenos que son' 

Antes de acabar, cito a Homme: 'los paisajes emocionales y físicos tienen que empapar todo lo que tocas. El desierto lo llevó dentro y sé que es un lugar muy romántico para otros, y entiendo por qué, ya que son paisajes muy abiertos que tienen su manera de hacerte sentir pequeño. No eres importante en el desierto'

Así que, perdeos. El desierto os espera. Porque para él eres sólo una mota de polvo, y para ti un inmenso lugar sin fin.

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