Vivo pensando en que cualquier momento puedo dejar este mundo: Chaplin era un genio. Pero uno de los grandes inconvenientes de este punto de vista es que la vida pierde un valor altísimo. No llego a apreciarla como muchos a mi alrededor lo hacen.
Daría mi vida por quien fuese. Toda vida que no sea la mía tiene algo de provecho que salvar.
La mía la tiene, no preocuparos... simplemente no la tengo presente. Pasaré por la faz de la Tierra sin que quede rastro de mi. Sin que pueda haber un sólo resquicio que me pueda definir. Es horrible, ¿sabéis?
Sin embargo, soy partidario de vivir cada día como si fuera el último, aunque ahora por razones varias no lo practique. Actualmente, soy un cuerpo errante que añora el pasado. Supongo que es cuestión de mentalizarse; lo superaré.
Levantarse pensando que el día no te aportará nada es duro. Cuando llegas a un punto concreto, esto termina de importarte. No sólo por agotamiento, sino porque aprendes que nada ni nadie te va a poner nada en bandeja.
Y ahora, mientras escribo estas palabras, estoy en un estado de aturdimiento severo: pienso que la vida es injusta, el pasado lo añoro menos, y no sólo pienso que puedo morir, sino que lo deseo.
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