Al comenzar todo esto, alguien pulsó un botón.
Cuando ese botón se pulsa, nada ni nadie puede detener su efecto. Infalible, nadie puede escapar a él.
O lo aceptas y lo llevas lo mejor que puedes...
O haces como yo, que lo evita y hace caso omiso de ello.
Mi mirada, perdida y sin brillo, se obsesiona.
Mi cuerpo, pesado y autómata, se estanca.
Mi corazón, profanado y derrumbado, se plantea el suicidio.
Mi cara... es el modelo más fiel a la inexpresividad. Las lágrimas le dan un aire lúgubre.
Y mientras, mis brazos protegen todo esto. Evitan el contacto con el exterior, dañino.
Y mientras... todos me ven, me observan. Todos excepto el pasado.
El tiempo pasa. El botón se pulsó. Y no hay nada que me haga volver a caminar sobre los segundos. Nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario